La Patrona de América homenajeada en cobre
Oriunda de Lima, Perú, Isabel Flores y Olivia dedicó su vida entera al cuidado de niños y enfermos. Admiradora de la obra de Santa Catalina de Siena, tomó el nombre de Rosa al considerarse una rosa en el jardín de Cristo. En 1671, la joven fue canonizada por el Papa Clemente X y, en el siglo XX, se la homenajeó con la construcción de la Basílica de Santa Rosa de Lima, una imponente estructura hecha del mejor cobre.
Ubicada en el barrio de Balvanera en la ciudad de Buenos Aires, la basílica cuenta con una fachada de ladrillo y piedra, contrastada armoniosamente por tejas de cobre en sus cúpulas, las cuales otorgan color ya que el metal adquirió una tonalidad verde con los años. El arquitecto encargado del monumento fue el noruego Alejandro Christophersen, quien eligió el mineral rojizo por ser un material liviano, durable y muy resistente a la corrosión.
El estilo neoclásico de imagen bizantina de la basílica resulta inconfundible gracias a la cúpula central y las dos laterales. La más importante, coronada por una linterna que provee de luz natural al edificio, se alza sobre dieciocho columnas de mármol cipollino, las cuales se complementan con los zócalos y frisos realizados en mármol verde de tinos.
La construcción de la basílica se inició en 1934 y fue inaugurada el 12 de octubre de 1934 con la bendición del cardenal Eugenio Pacelli, quien luego sería el Papa Pío XII. Hoy, el homenaje a la Patrona de América continúa erigiéndose intacto y se destaca por su interés arquitectónico. Gracias a la minería responsable y realizada de acuerdo a estándares internacionales, materiales como el cobre estuvieron y estarán al alcance del hombre para la construcción de monumentos y edificios resistentes de toda índole.
Fuente: Diario Clarín